El Parque de Doña Casilda ha sido, desde principios del siglo pasado, el único parque de los bilbaínos.
Una vida entera entre lo más florido y hermoso del Bilbao burgués, la Gran Vía, y la zona más industrial de la villa, los Astilleros de Euskalduna. En estos últimos años, con la llegada del Museo Guggenheim, todo cambiaba a su alrededor. El pequeño “botxo” empezaba a emerger de sus propias aguas turbias.
Bilbao ya tiene mejor cara. Donde había grises, hoy hay azules. Donde antes había marrones, hoy hay luz y donde ayer había negrura, hoy hay transparencia.
Todo resalta y brilla más ¡Incluso parezca que llueva menos!!
MUCHOS MÁS PARQUES
Y de pronto también hay parques, varios, grandes, sinuosos. ¡Y algunos con unas vistas impresionantes de la ciudad! Zonas verdes para el disfrute de todos nosotros pero.. .¡ay!.. ¡quedan tan lejos! ¡Y hay tanta cuesta!
Ya no son los parques de todos los bilbainitos, sino de quienes viven en torno suyo. Muy obvio por otro lado, pero a lo mejor el resto nos estamos perdiendo lugares de paseo, recreo y ocio que merecen la pena. Queda mucho que aprender de nuestra ciudad..
Quizás parezca que estén un poco lejos y nos de pereza, pero nosotros, que somos muy osados, queremos sorprender con un Recorrido circular en E-bike al ciudadano más urbanita y escéptico. Una visita por la ciudad recorriendo esos parques tan desconocidos.
¡Un mundo por descubrir, ya sea tanto para los de aquí, como para los foráneos!
Desde el Parque de Etxebarría, sobre el Casco Viejo de Bilbao, construido sobre el solar de una antigua acería y el más grande de la Villa, podemos contemplar Bilbao en todo su esplendor. “Sólo” 311 escalones lo separan de la Plaza Unamuno. Los atardeceres sobre la Ría nos dejarán maravillados.
En el barrio de Ametzola se construyó, no hará mucho más de 15 años, el parque que lleva el mismo nombre. Cerca nos topamos con la Plaza de Toros. Vamos acercándonos al Parque de Eskutze, en el pintoresco barrio de Irala para echar una ojeada a sus peculiares casas inglesas de colores que sin duda nos fascinarán. Viviendas construidas para los trabajadores de la fábrica de Harino Panadera y de la que todavía se conserva un edificio. Atravesar este pulmón verde de Bilbao, nos dejará una grata sensación de aventura y bienestar.
De allí sólo nos queda descender, cerrando el círculo de nuestra ruta por la Villa, el parque de Miribilla hasta el Casco Viejo de la ciudad.
El Mercado de la Ribera nos dará la bienvenida de nuevo al centro de la ciudad donde rememoramos el viaje vivido por la periferia más verde de Bilbao. En bici eléctrica y sin dificultad. Nos quedamos degustando gildas y pintxos o realizando las compras de última hora antes de acabar el día.